Se equivocaba la leyenda. Todo este tiempo me he negado a creer que me aguardaba un lamento tan cruel. Separados Sol y Luna, girando al contrario, condenados a la más absoluta soledad. Se equivocaba. No era el Sol mi amor. Que este Rey vigile ahora las Mareas, yo he caído en el abismo de mi inevitable destino. Todo mi mundo cobra sentido, me abro paso entre tu oscuridad, único escenario de mi existencia. Me envuelves suave como notas de piano en una cama de estrellas. Retengo cada aliento de tu boca, cada hueco en tu sombra. Me susurras con tu voz melodiosa. Me abandono al delirio. Memorizo tus formas. La mitad del tiempo te tengo, la otra mitad te sueño. Desde el Crepúsculo hasta el Alba soñemos juntos. Inseparables. Amándonos con locura. Destinados a encontrarnos.

Tú la Noche, yo la Luna.

12 de enero de 2014

Bastó una mirada.

Unos minutos para olvidar lo que tardé tres años en aprender...
Y  vuelvo al lugar de dónde nunca debí salir. Un lugar tan profundo que cuesta creer que algún día volverás a subir. Tan oscuro que sólo puedes ver aquello que atormenta  tu mente. Tan silencioso que convierte los pensamientos en chillidos insoportables. Pero tan familiar ya.. que resulta hasta cómodo. 
Otra vez aquí. Sin poder respirar, dormir ni dejar de pensar. 
Cómo es posible que duela tanto sin una herida física. 
Bastó una mirada. 
Cuán débil es la mente para proyectar semejante dolor en el cuerpo. 

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